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Domaine Meix Foulot

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Las 20 hectáreas de la propiedad Meix-Foulot se encuentran situadas al pie de las ruinas del Castillo de Montaigu , han sido parte de esta familia desde hace dos siglos .
Los Mercury que elabora Agnes Dewe de Launay´s , son honestos y con la pura expresión afrutada de la Pinot Noir y Chardonnay .
Concentrados y afrutados , pueden ser disfrutados desde jóvenes mientras que también poseen un gran potencial de envejecimiento . La mitad de su blanco Mercury proviene des sus viñas clasificadas premier cru Les Velys y del Clos Chateau de Montaigu , plantados uno al lado del otro ( a penas 5 metros los separan) es una muestra fantástica del carácter del terroir.

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Meix-MER-Montaigu
,
Mercurey 1er Cru (TINTO)
«Clos du Château de Montaigu»
Calificación PREMIER CRU Región La Côte Chalonnaise Varietal Pinot Noir Origen Con una superficie de viñedo de 1,9 Ha. Con viñas de una edad entre 25 y 70 años. Una exposición Este Noreste. Este clos, rodeado de muro y al pie de las ruinas del castillo de Montaigu, está situado bajo las ventanas de la propiedad de Meix-Foulot. Está expuesto al sol todo el día salvo la parte orientada al rio Saône. La complejidad del terruño en sus 1,9 Ha. reside en el vino: Delicado y elegante a la vez que estructurado y potente. Vinificación Los rendimientos están rigurosamente limitados en todas las fases del cultivo. Las uvas vendimiadas a mano son transportadas cada 45 min. a las cubas para su selección, desraspadas por el equipo de la propiedad, y puestas en cubas de maceración durante 15 a 20 días dependiendo del millésime. Las levaduras usadas son naturales. Bazuqueos y remontados son efectuados según la riqueza de la añada. El vino será puesto en barricas de roble de las que un 20% son nuevas, solo para usar el aporte de madera como un potenciador de la personalidad del terruño. Después de la fermentación maloláctica (mayo-junio) el vino se trasiega a las cubas para reajustar el potencial óxido-reductivo y encontrar el frescor y el equilibrio antes de ser embotellado de 20 a 22 meses después de la cosecha. Siendo muy débil la turbidez de los vinos, el filtrado no es necesario y favorece la expresión de aromas. La comercialización se hace 2 o 3 años después de su embotellado para ofrecer vinos en su momento óptimo.